El sociólogo Johan Galtung introdujo, en el siglo pasado, el concepto de triángulo de la violencia para abordar la dinámica de la misma en los conflictos sociales.
Violencia directa: es un tipo de violencia visible donde agresor y víctima son claramente identificables y donde el daño es infligido de manera directa.
Violencia estructural: su causa son los procesos de estructuración sociales. No necesita de ninguna forma de violencia directa para que presente efectos negativos sobre un grupo poblacional concreto.
Violencia cultural: la violencia cultural consigue que la violencia directa y la estructural se asimilen de manera favorable por parte de la sociedad. Son todos los mensajes que, trasmitidos desde la cultura, justifican el trato violento hacia según qué grupo de personas.
Las distintas formas en las que se manifiesta la violencia en los conflictos sociales -estructural, cultural y directa- se encuentran interrelacionadas entre sí. Galtung presentó la violencia como un iceberg, donde solo percibíamos el tipo directo, sin embargo, se bebía de las otras dos formas -más profundas, arraigadas e invisibles- como son la estructural y la cultural.
Ahora bien, si tenemos en cuenta la opresión específica por razón de sexo ¿de qué manera interpretamos y nombramos al triángulo de la violencia?
Patriarcado: manifestación e institucionalización del poder de los hombres sobre las mujeres. Se trata de una forma de dominio histórico, que asienta su raíz en la diferencia biológica entre los sexos, y que es permeado en las distintas estructuras sociales. Correspondería, por tanto, a la violencia estructural.
Cultura de la violación: conjunto de mensajes que, dentro de una cultura, justifican, alimentan, aceptan, normalizan la violencia sexual contra las mujeres, ya sea de carácter estructural o directa. Es una forma de violencia, según la terminología del sociólogo francés Pierre Bourdieu, simbólica, esto es, no es física o visible. Estaríamos, pues, ante el tipo cultural.
Agresiones sexistas y sexuales: comportamientos verbales, no verbales y físicos que, desde el terreno de la sexualidad, ofenden, humillan, intimidan o invaden el cuerpo de una persona. Encontraríamos aquí el acoso, el abuso y las agresiones sexuales. Es la parte más visible de la violencia sexual que sufren las mujeres: es la violencia directa.
BIBLIOGRAFÍA
Bourdieu, Pierre (2000). La dominación masculina. Barcelona: anagrama.
Galtung, Johan (2016). La violencia: cultural, estructural y directa. Cuadernos de Estrategia, 183, pág.. 147-168.
Lerner, Gerda (1990) [1986]. La creación del patriarcado. Barcelona: Crítica.